Cuando hablamos de revolución tecnológica lo primero que se nos puede venir a la cabeza es el término comunicación. Segura, de calidad e instantánea. Actualmente existen medios que permiten satisfacer esta necesidad, pero cuando la comunicación supone un intercambio de datos de un volumen mayor la instantaneidad desaparece, repercutiendo en la calidad y efectividad del proceso.

Para agigantar la velocidad de las comunicaciones entra en juego la tecnología LI-FI. Este es el nombre que se le está dando a los sistemas de comunicación basados en la luz visible. Esta tecnología, se estima, podrá alcanzar una velocidad de transmisión de hasta 15GB/s. Estamos hablando de un incremento casi increíble, en comparación con la velocidad de comunicación WI-FI.

Actualmente, LI-FI es una de las tecnologías que más expectación genera, lo que conduce a una gran inversión en investigación. Muchos centros científicos y empresas se encuentran trabajando sobre este tema, y consiguen expandir los límites de esta tecnología en períodos de tiempo cada vez más reducidos.

No es cuestión de ciencia ficción, ni de futuro. Los mandos de control remoto de los televisores, por ejemplo, llevan años utilizando LEDs infrarrojos para transmitir información. La limitación reside en la capacidad de comunicación de estos LEDs (pueden transmitir poco más que el identificador del botón que se ha pulsado). El cambio del tipo de luz (LEDs blancos, o azules) ha sido clave para que la transmisión a través de la luz visible tenga sentido.

¿Qué es LI-FI?

Someramente, podríamos denominar LI-FI a la tecnología que utiliza la luz del espectro visible para poder transmitir información de algún tipo, para comunicarse. Para la transmisión de información a través de la luz visible necesitaremos que el elemento emisor de luz contenga un chip, de manera que haga de antena (a efectos prácticos, una bombilla con un chip emisor se comportaría como un router al uso) que sería capaz de transmitir información mientras esté encendida, utilizando como canal la luz que él mismo emite. Para la recepción de la información, y al igual que ocurre con los dispositivos actuales que usen WI-FI, tendríamos que tener un receptor especializado para este tipo de ondas que permitirá transformar los impulsos luminosos en información útil transmitida.

El funcionamiento es bastante sencillo de entender a nivel divulgativo: las bombillas LED se encienden y apagan con una frecuencia superior a la que el ojo humano puede percibir, y esos impulsos son los que codifican la información transmitida.

Actualmente, de manera independiente a la mejora de la velocidad de transmisión (que siempre se antoja insuficiente para la comunidad científica) gran parte de los esfuerzos se están centrando en compactar y reducir el tamaño del receptor, y así permitir su integración con dispositivos de menor tamaño.

Ventajas y desventajas con respecto a WI-FI

Como cualquier comparación, naturalmente se presentarán algunas ventajas y desventajas con respecto a su antecesor.

Desventajas

●     Problemas al ejecutarla en entornos de exterior con luz solar natural.

●     Habría que poner un punto de acceso en cada habitación (por el apantallamiento, la luz no atraviesa materiales opacos como las paredes)

●     Se necesita una adaptación de todos los dispositivos actuales con el nuevo receptor.

Ventajas

●     La velocidad es claramente superior (como se mencionó anteriormente, se estiman velocidades de hasta 15GB/s)

●     Menor coste que el WI-FI

●     Cualquier emisor luminoso, con su correspondiente chip emisor, puede convertirse en un “router”.

●     Se puede apantallar fácilmente, lo que da una mayor seguridad. La luz no traspasa paredes y, cuando se apaga el emisor luminoso, se corta la comunicación porque se corta el canal.

●     No provoca interferencias con otro tipo de ondas.

Se prevé que LI-FI tenga un futuro prometedor con una expansión potentísima a la hora de implantación de lo que se denomina “el internet de las cosas”. En un futuro, cada vez más presente, la mayoría de los elementos que existen estarán conectados a internet de una u otra forma, y la limitación en términos de velocidad y cobertura de las redes WI-FI puede suponer un problema serio. Con LI-FI se podría reutilizar gran parte de las infraestructuras luminosas que ya existen con la única inversión de colocar el chip emisor pertinente. Aún no se sabe cuándo se podrá poner en práctica esta tecnología, pero el potencial que presenta es de un carácter excepcional. ¿Momento para invertir aún más en energías renovables? ¿Y si todos pudiéramos disfrutar de internet por la calle sin coste alguno de producción?

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