Actualmente se han desarrollado una infinidad de dispositivos que hacen posible la recogida de datos de una índole muy variada (relojes, gafas, integraciones con bicicletas o coches eléctricos etc.). El análisis de estos datos, sin duda, posibilita a las empresas saber más sobre sus clientes, lo que supone una revolución en la generación de servicios y abre muchas opciones para que se puedan desarrollar productos y servicios más cercanos a los clientes. El uso anonimizado, responsable y legislado de estos datos será clave en estas ciudades del futuro.

Podríamos diferenciar distintas  áreas de innovación en este campo. Una posible clasificación podría ser:

●     Desarrollos por una ciudad sostenible

●     Potenciación de nuevas formas de movilidad alternativa

●     Smart economy

Desarrollos por una ciudad sostenible

La eficiencia del consumo energético dentro de las ciudades es imprescindible dada la alta, y creciente, demanda actual.

Hay muchos proyectos dedicados a este fin, entre el que podríamos destacar el Philips’ LumiMotion. Este proyecto adapta la iluminación de manera inteligente, rebajando la potencia luminosa cuando no detecta movimiento dentro de su radio de acción. Aseguran que se puede ahorrar hasta un 80% de consumo.

Con un nivel de importancia similar, una ciudad sostenible no puede descuidar la gestión de sus residuos. Actualmente existen tecnologías para que la huella ecológica de las grandes ciudades puede ser controlada y, además, podemos encontrar desarrollos que permiten la reutilización de esto residuos para producir energía. En un ámbito de actuación a pequeña escala podemos encontrar los contenedores y papeleras inteligentes. Algunos convierten los desechos en materias reutilizables (por ejemplo el proyecto Braun Envi, una papelera inteligente que convierte la materia orgánica en composta), y otras son capaces de ir compactando la basura de manera que aumentan su capacidad en un 500% con respecto a una papelera normal del mismo volumen.

Un ejemplo de gran escala lo encontramos en  la ciudad de Oslo, donde han implantado un programa de reciclaje de residuos para generación de energía con tanto éxito que países como Reino Unido o Irlanda han comenzado a adoptarlo. De hecho, Oslo no transforma únicamente su basura sino que incluso importa basura para generar más energía aún.

Formas de movilidad alternativa

Una ciudad optimizada para sus habitantes es una ciudad que permite tener cerca todo aquello que necesitamos a diario, para minimizar el tiempo que empleamos en los desplazamientos. Numerosos proyectos de Smart Cities pretenden alcanzar la máxima de que cada persona tenga aquello que necesita a menos de veinte minutos. Para Kent Larsson, un prestigioso investigador del MIT (Massachusetts Institute of Technology), esta sería la ciudad modelo.

De alcanzarse este objetivo, tomaría más sentido potenciar más aún el uso de bicicletas y, por qué no, la asistencia para viandantes dentro de la ciudad (proceso de “repeatonalización” de las ciudades).

Esta repeatonalización repercute también en la economía local. Los comercios de las ciudades en las que ya se ha comenzado el proceso muestran un aumento significativo de ventas en sus resultados. El problema deriva en la imposibilidad de encontrar soluciones triviales a este problema. Para ello, hay que reorganizar las ciudades y replantear el perfil urbano para que se pueda prescindir del transporte a motor interurbano.

Sin embargo, la alternativa real que ya se ha empezado a instaurar es el concepto de intermodalidad. Este concepto concierne a la utilización de diferentes medios de transporte convenientemente enlazados. Las Smart Cities ofrecerán servicios para que los ciudadanos puedan encontrar la combinación de transporte (público y privado) óptima en tiempo, energía y coste mediante los denominados sistemas predictivos. Como ejemplo de intermodalidad podemos tomar Mou-te, un sistema predictivo realizado en Cataluña para los desplazamientos combinando transporte público dado un trayecto.

La labor principal para la implantación de un sistema de intermodalidad de calidad residirá en, independientemente de la implementación de los mencionados sistemas predictivos, el desarrollo de infraestructuras anexas que faciliten el intercambio de transporte.

Smart Economy

Las entidades públicas pueden ofrecer información de interés para el ciudadano. A través de portales de transparencia, los ciudadanos tienen la posibilidad de controlar el gasto del presupuesto público, podrían ver parámetros urbanos como la congestión del tráfico, incluso, recibir alertas de desastres o peligros.

En ese sentido, la ciudad de Amsterdam está trabajando en un proyecto (Budget Monitoring) en el que los ciudadanos pueden participar en mayor o menor medida en las decisiones económicas de la ciudad.

A nivel nacional existen diferentes ayuntamientos (como el de Santander con “Santander Datos Abiertos”) que apuestan por Open Data para proveer de servicios a las ciudades.

Como se ha comentado anteriormente, pueden definirse muchas nuevas categoríasdebido a la gran cantidad de oportunidades existentes, y de nuevas opciones de negocio que se abren alrededor de las Smart Cities. Un lugar construido por todos, y para todos.

El ideal de hacer de tu ciudad una extensión de tu hogar parece que es cada día más posible. El futuro es smart.

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